El desarrollo del lenguaje es una tarea conjunta que deben realizar los educadores en general, padres y maestros. Un niño que interactúa en un ámbito familiar donde se habla y se escribe correctamente, donde se leen exponentes relevantes de nuestra cultura, los periódicos y revistas de actualidad, y lo comenta en familia, será proclive a adquirir un lenguaje amplio que le favorecerá notablemente su cognición. La escuela trabaja sobre contenidos previos, y avanzará más lentamente si ellos son escasos en materia lingüística.
También hay muchos niños con problemas de dicción, que dificultan su proceso de aprendizaje. Detectándolo de manera temprana se podrá actuar mucho más satisfactoriamente sobre el problema, siguiendo un tratamiento fonaudiológico.
Los autores son dispares en el papel del lenguaje en relación al pensamiento y en su formación:
Chomsky expresó un pensamiento innatista con respecto a la adquisición del lenguaje, que se produce para él de modo espontáneo, pudiéndose hacer poco para mejorarlo desde la educación. Piaget en posición similar no cree que el contexto influya mucho en la adquisición del lenguaje. Bruner sin negar la afirmación de Chomsky, asegura que además, el contexto social es crucial en la adquisición del lenguaje, ya que para que el niño tenga una relación activa con su entorno social e ingrese a la cultura, necesita del lenguaje, que le permita objetivar la realidad y significarla de modo colectivo. El lenguaje actúa amplificando el pensamiento, ya que madura con antelación y prepara a la mente para la representación simbólica.
Vygotski también cree que el lenguaje precede al pensamiento y es vital para su desarrollo, el que crecerá en relación directamente proporcional al lenguaje abstracto con el que se cuente.
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